No creí que este estado
de plátanos
se dispararía entre dos
adoquines tersos.
Caí en Sáenz y la vías
entres el murmullo
del humo
y las piezas
alcanzado por un borde
rojo de hilo.
Pero este frío de charcos
de orejas partidas
ni siquiera roza
lo que vengo a montar:
este iris que te regalo
para que lleves
en tus uñas y lo pasees por ahí.
Merecés darte corte con este
destello.
martes, 10 de diciembre de 2013
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